El régimen talibán en Afganistán ha promulgado una nueva ley que impone estrictas restricciones a la vida cotidiana de las mujeres, marcando un retroceso en sus derechos.

La normativa, que consta de 35 artículos, obliga a las mujeres a cubrirse completamente el rostro en público, prohíbe el uso de ropa ajustada o de colores llamativos, y limita su participación en la vida pública.

Entre las medidas más controversiales se encuentra la prohibición de que las mujeres hagan uso de su voz en espacios públicos, impidiéndoles cantar, recitar o leer en voz alta.

Las autoridades talibanas justifican estas medidas como un esfuerzo por preservar los «valores islámicos» y prevenir la «tentación». Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y activistas han condenado esta ley como una violación flagrante de las libertades fundamentales de las mujeres afganas.

Esta nueva normativa también restringe la educación y el empleo de las mujeres, manteniéndolas alejadas de cualquier trabajo que no sea considerado “apropiado” por el régimen.

A pesar de la condena internacional, los talibanes continúan implementando su visión ultraconservadora, condenando a las mujeres afganas a una vida de opresión y silenciando su voz, tanto literal como figurativamente, en la sociedad.