El Día Mundial de la Prematuridad marca una oportunidad a nivel global, para concientizar sobre los desafíos de los nacimientos antes de término y ofrecer apoyo a las familias. Un embarazo promedio dura entre 37 y 42 semanas. Cuando una niña o niño nace antes de las 37 semanas de gestación o con bajo peso es considerado prematuro.
Según los últimos registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 nacieron 13.4 millones bebés prematuros en el mundo, de ellos, 1.2 millones se produjeron en América Latina y el Caribe.
En El Salvador, nacen en promedio 8 bebés prematuros por cada 1.000 alumbramientos anualmente. Además, es el segundo país de Centroamérica con las tasas más altas de nacimientos-antes de las 37 semanas de gestación- de acuerdo con el documento “Nacidos Demasiado Pronto”, elaborado por la OMS, UNICEF y otros organismos internacionales en 2018.
En este 2024, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Alianza Neonatal y otras organizaciones internacionales, alzan la voz sobre la importancia de promover -a nivel global- el acceso a servicios médicos de calidad, sin importar cuándo, dónde o cómo nazcan estos pequeños pacientes.
Huggies®, marca de cuidado infantil de Kimberly-Clark se une a este llamado mundial para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de visibilizar esta efeméride y brindar apoyo a estos pequeños guerreros que luchan todos los días por sobrevivir, al lado de sus familiares y abogar por la atención médica requerida para su óptimo desarrollo.
Los desafíos de la prematuridad
Existen diferentes factores que pueden conducir a un nacimiento prematuro. Desde complicaciones durante la gestación, embarazos gemelares o tricelares, hasta condiciones de salud de la madre, vinculados por ejemplo con infecciones crónicas o hábitos alimenticios inadecuados. Sin embargo, la mayoría ocurre de forma espontánea.
Algunas medidas clave para prevenir los nacimientos antes de término incluyen asistir a controles médicos de forma regular durante la gestación. Estos controles permiten identificar factores de riesgo y monitorear hábitos de vida saludable, como seguir una dieta completa y equilibrada, realizar actividad física, así como evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas.
El nacimiento prematuro puede desatar diferentes complicaciones en la salud de los bebés y encabeza las causas de mortalidad en niños. La OMS estima que aproximadamente 900 mil niños y niñas entre los 0 y 5 años murieron en 2019 en el mundo, debido a estas complicaciones.
En casos de partos prematuros, existen medidas que ayudan a proteger al recién nacido de enfermedades, dificultades respiratorias e infecciones. Una intervención clave es el Método Mamá Canguro (MMC), que consiste en mantener el contacto piel a piel entre el bebé y sus cuidadores por al menos 20 horas al día. Este método favorece la regulación de la respiración y la temperatura del bebé, promueve la lactancia materna y fortalece el vínculo con la madre. La OMS y UNICEF recomiendan su implementación inmediata tras el nacimiento para todos los bebés prematuros.
Además, se aconseja iniciar la lactancia materna lo antes posible, preferiblemente en la primera hora de vida, y mantenerla exclusiva hasta los seis meses. La participación de toda la familia es fundamental para proporcionar el amor y el apoyo necesarios para el bienestar del bebé prematuro.
A los riesgos de un nacimiento antes de término se suma el hecho de que las primeras semanas de la vida de un bebé son cruciales para su desarrollo y adaptación al mundo fuera del útero. Durante este período, el bebé comienza a establecer rutinas de alimentación y sueño, y es importante crear un ambiente seguro y cariñoso.